Categorías : Mundo gastronomía
Raúl Díez estudió psicología social y acabó siendo un agricultor y recolector de flores, hojas y hortalizas. Este cambio de vida vino al darse cuenta que a través de la naturaleza era capaz de conectar consigo mismo, conocerse mejor e, incluso, aprender valores tales como la observación, paciencia y humildad, sientiéndose así realizado.
Estos 3 últimos marcan su trayectoria en el sector agricultor, convirtiéndose en El Jardín del Cocinero, el punto de recogida de hortalizas, plantas y flores de muchos restaurantes, entre los que se encuentran La Bien Aparecida.
Es en La Bien Aparecida donde Joaquín Rodríguez, su actual chef, y Raúl se conocen y da comienzo así a una sinergia vegetal cuyo máximo exponente son las creaciones de este restaurante donde se eleva el cariño y respeto por la naturaleza extasiando al paladar.
Podrás conocer a Raúl Díez y a Joaquín Rodríguez y su deliciosa cocina con flores y plantas en la clase que impartirá el próximo jueves 24 de septiembre en nuestra escuela a las 19:00h Cocina con flores.
Realmente para mí ha sido fuente de conexión conmigo mismo en momentos donde me encontraba sin dirección.
Las plantas me han enseñado a respetar los tiempos de cada una, cuales son los momentos por lo que atraviesan en su desarrollo y como aceptar la necesidad de cada uno. Como consecuencia, se generaliza a las relaciones humanas. Sus capacidades, sus sistemas de análisis del entorno y la comunicación que tienen con el resto de seres de su misma especie y otras diferentes creo que es algo que me ha ayudado a acercarme a ellas con respeto y, te diría que a mejorar como persona.
Diría que en La Bien Aparecida, como proveedor, pero realmente es en la curiosidad por encontrar sabores y transformaciones de la comida donde empieza la sinergia.
Varias visitas de Joaquín al huerto nos transfieren a otra realidad, lo mismo ocurre cuando vas a comer a La Bien Aparecida y te dejas mimar con sus creaciones fuera de carta.
Yo hice varios cursos sobre suelo y agricultura ecológica, pero es la experiencia a pie de campo donde todo cobra sentido, donde ves las interrelaciones con los insectos, con los árboles, entre las plantas silvestres…
Es la observación, la paciencia y la humildad la mejor escuela. Con Jacinto, maestro de cómo manejar las estaciones, las cosechas y multitud de plantas de América Latina. Si a eso le añades los conocimientos de los chefs, las posibilidades se multiplican de forma exponencial.
Bueno, vengo del mundo de lo social, en su momento estudié Psicología Social y ejercí con diferentes colectivos, a veces creo que para entenderme mejor a mí mismo, hasta que la responsabilidad del trabajo con personas se me hizo demasiado grande.
Sobre todo la creatividad de los/as chefs y las propias plantas. Estas abren un abanico de posibilidades al paladar que no tienen otros alimentos.
Después descubres los fermentos y demás transformaciones que vuelven a multiplicar experiencias en el paladar. Las personas de las que te rodeas, con sus inquietudes, con sus viajes, con sus conocimientos compartidos...
Nace del proyecto “El huerto del mejillón”, junto con Marta creamos un grupo de consumo al que surtíamos de verduras. Mucho trabajo pero más ilusión y motivación que hizo que todo continuara hasta que dimos con Samy, que impulsó el proyecto hacia plantas de diferentes continentes, el mundo de las flores y a abandonar el tedio de pimiento-tomate-berenjena que mucha gente quiere.
En mi casa verduras de todo tipo, ensaladas a elegir, fermentos en marcha y medio perdidos, hierbas deshidratadas…un popurrí de sabores al que he de confesar que no siempre saco el partido que se puede.
Primero para divertirnos, para dar un sentido nuevo a la alimentación, para nutrirnos de nuestro entorno, para inventar mezclas, para descubrir cocinas de otros países y culturas…,para jugar, para no dejar de jugar.
Hortalizas sin dudarlo, y en particular, la calabaza.
Las algas y el hinojo marino.
La vida microbiana que sostiene todo lo que crece dentro, encima y debajo de ella.
Y porqué no agridulce, depende mucho del estado de ánimo. De ahí la importancia de conocer las emociones que nos despiertan los alimentos.
Los dedos y las manos.
Elaboraciones con fermentos.
Malabarista.
Las legumbres, concretamente, los garbanzos, que si lo juntas con calabaza hacen un plato espectacular.
Descubrir usos antiguos de las plantas silvestres.
Yoga y escalada, pero sobre todo las personas.
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