Categorías : Recetas , Repostería
Los pestiños son una fruta de sartén dulce que se prepara con una masa de harina, frita en aceite de oliva y se endulzan por fuera con miel o azúcar. Su origen puede hallarse en el siglo XVI, cuya primera referencia a este dulce aparece en La Lozana andaluza (1528) de Francisco Delicado, sin embargo, puede ser que sea más antiguo de dicha fecha. Por ello es posible que esta receta que conocemos hoy en día y se ha mantenido tal cual desde el siglo XVI, tenga más de un origen asociado a celebraciones religiosas procedentes de 3 culturas que coexistieron en Andalucía: la cristiana (adoptada de los romanos), la judía y musulmana.
Los pestiños tienen características de cada una de estas influencias religiosas en su elaboración, por ejemplo, en la Antigua Roma existía un dulce similar que se llamaba frictilia que constaba de una masa, frita en manteca de cerdo (dado que el aceite lo consideraban ingrediente judío) y bañada en miel - influencia cristiana-. Las especias que se utilizan para la masa (para aromatizar y dar un ligero sabor con ajon jolí, canela, sésamo, anís, entre otras) son un claro influjo de la religión musulmana, además, el pestiño se asemeja al shebbakiyya marroquí (masa doblada en forma de flor que está frita en aceite y bañada durante minutos en miel). Y en relación a la tercera religión, la judía, cuenta con recetas similares como, por ejemplo, las fijuelas que en España se han adoptado y se conocen como hojuelas manchegas.
Mientras que los pestiños son típicos, en la religión cristiana, comerlos en Semana Santa y Navidad, el shebbakiyya lo suele consumir durante el Ramadán por su alto valor energético.
Disfruta de esta sencilla receta de los tradicionales pestiños con tanta historia.
50ml de aceite de girasol
5g de anís en grano
50ml de agua
50ml de vino blanco
1g de sal
250g de harina
Cantidad suficiente de aceite
100ml de agua
100g de miel
1.- Infusionar el aceite con anís. Para esto, poner en un cazo de acero inoxidable a hervir el aceite, retirarlo del fuego y dejar enfriar completamente.
2.- Con ayuda de un colador, colar este aceite frío sobre una mezcla de agua y vino. Mezclar bien con una varilla y, después, añadir la sal.
3.- Después, añadir paulatinamente harina mezclando correctamente tras cada adición, hasta obtener una masa homogénea.
4.- Amasar con las manos y, posteriormente, dejar reposar la mezcla 30 minutos en el bol.
5.- Por otro lado, preparar un almíbar con agua y miel. Poner en jarra medidora tanto la miel como el agua y mezclarlo con una espátula o cuchara de silicona. Si no se quieren hacer con almíbar se puede saltar este paso y, en cuanto salgan de freírlos, bañarlos en azúcar.
6.- Acto seguido, estirar la masa entre dos láminas de papel de sulfurizado o silpat con un rodillo hasta dejar un grosor de 2mm.
7.- Con un cuchillo de cocinero, cortar la masa primero a lo largo (haciendo 6 tiras) y, luego, a lo ancho (cortándolo en 3 partes) dándoles forma de rectángulos.
8.- Coger cada rectángulo y formar los pestiños doblando dos puntas opuestas en diagonal.
9.- En una olla freír en aceite muy caliente y retirarlos con ayuda de una espumadera a un papel absorbente para escurrirlos unos segundos.
10.- Bañar los pestiños aún calientes en el almíbar, retirarlos con unas pinzas del almíbar y escurrir.
11.- Disponer en una bonita fuente y servir.
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