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Tras estudiar historia del arte y magisterio, Carme Serrano de Luca dio un giro de 360º a su vida y comenzó a formarse en cocina y pastelería, su pasión desde la infancia.
Carme se formó Le Cordon Bleu, cursó prácticas en Dolç una pastelería creativa muy famosa en Barcelona y tras un tiempo de experiencia en obradores profesionales, apostó por su sueño y embarcándose en su proyecto personal, Kitscky, una pastelería artesanal que, además de elaborar grandes clásicos, experimenta con acierto y éxito con sabores nuevos, fusionando diversas culturas.
Nos alegra dar la bienvenida a nuestra escuela, Carmen que impartirá su primera clase el próximo sábado 13 de marzo a las 10:30h Cakes y bizcochos de Kitschy, en ella te trasmitirá su creatividad y pasión por la repostería.
Siempre me ha llamado la atención. El único juguete que recuerdo de la escuela infantil es la cocina. Además, mi padre trabajó en un obrador casi 20 años, y en casa nunca faltaba el dulce. Mis padres nos han enseñado a cocinar desde pequeña y a disfrutar con ello.
Aprendí cocina y pastelería francesa, de manera profesional, en Le Cordon Bleu de Madrid. Realicé mis prácticas en Dolç, de Yann Duytsche, en Barcelona. Luego trabajé en una pastelería creativa de Pozuelo de Alarcón, y posteriormente decidí crear mi proyecto personal, Kitschy.
La escuela me dio las bases técnicas y me enseñó disciplina y orden. Pero las prácticas con Yann Duytsche, aunque fueron breves, también fueron muy intensas y fue el paso crucial: visión global, sacrificio y el poder de la creatividad.
Me gusta el mundo dulce porque soy una gran golosa, pero no me lo había planteado profesionalmente hasta ya estar dentro de la escuela. Desde que pasé por Le Cordon Bleu siempre digo lo mismo... ¡se me abrió un mundo! Mi idea en un principio era sólo estudiar cocina francesa, pero tuve la oportunidad de completar mis estudios con pastelería. Siento que es mi vocación y desarrollo mejor mi creatividad en ella.
Surgió por la necesidad de plasmar mis propias ideas en un proyecto personal. Cuando trabajas para otras personas es difícil dar rienda suelta a tu creatividad.
Kitschy ofrece una pastelería artesanal de calidad y aporta, además de grandes clásicos, sabores nuevos unidos a grandes culturas. Es una pastelería dinámica, fresca y colorida, sin dejar nunca de lado la técnica.
El producto top, o mejor dicho, el best seller de Kitschy, es la tartaleta de crema de vainilla Bourbon de Madagascar con frutas del bosque. Es un clásico que no falla.
Las dos opciones me gustan, pero si tengo que decantarme: hortalizas, que van más con mi dieta habitual.
Pulpo a la gallega si estoy en mi casa, paella de marisco si estoy en casa de mis padres y sushi si salgo a comer fuera.
Boletus: sobre pizza, en croquetas, en salsa o haciendo el pino, de todas sus formas me encanta.
Varillas.
Aunque las técnicas francesas son las que tengo más interiorizadas, últimamente me llama mucho la atención la pastelería asiática. De ahí que nos hayamos animado a hacer mochis y sigamos experimentando en ello.
Hacemos una pastelería artesanal, de gran calidad, creativa, fresca, y en muchas ocasiones kitsch y divertida.
La paella y la tortilla de patatas de mi padre, y los callos que prepara mi madre. Lo siento, pero no puedo elegir. Es la definición de "me sabe a gloria". En cuanto a pastelería, uno de mis favoritos es el milhojas.
Me motiva la pasión por el oficio. Siento que es lo que mejor sé hacer, mi ikigai. Me inspiran mucho las combinaciones de sabores, y también sabores de otras partes del mundo. Estéticamente, me inspira el arte, el cine, la cultura.
Soy cinéfila total.
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