Categorías : Arroces, Pasta y Legumbres
¿A quién no le gusta un buen plato de pasta? Y es que este clásico italiano es el preferido de niños y mayores. Por ello, hoy os queremos enseñar la que es, sin duda, la receta por excelencia, que os va a hacer cambiar vuestra forma de ver y comer pasta: la pasta fresca al huevo. Esta receta es sencilla, deliciosa y perfecta para preparar en familia y pasar un rato divertido.
¿Estáis preparados?
90/100 g de harina para todos los usos
1 huevo
Una cucharada de aceite de oliva virgen extra
Si no va a ser un almuerzo en solitario, solo tienes que multiplicar los ingredientes por el número de personas, excepto la cantidad de aceite, ya que es optativa y solo se pone para que la masa se deslice mas fácilmente por la máquina de pasta. Eso sí, si hacemos mucha pasta, tendremos que añadir algo más de aceite, pero no en la proporción del resto de los ingredientes.
Si añadimos sal a la masa debemos trabajar bien el amado o añadir sal liquida para que se disuelva bien. La sal va mejor en el agua en la que vamos a hervir la pasta. La cocción de la pasta fresca, y esto es sumamente importante, ha de ser en abundante agua con sal, hirviendo y solo necesita un minuto. Aunque claro, nuevamente, esto varía dependiendo de la cantidad de pasta.
Además, es importante saber que la pasta fresca se puede congelar, guardada en una bolsa de congelación, para ir sacando la cantidad que necesitemos según la ocasión. Aunque no es recomendable tener la pasta congelada más de un mes.
1. Tamizamos la harina con un tamizador.
2. Con la ayuda de una aceitera o biberón, añadimos el aceite a la harina, en la zona central de esta.
3. Aprovechamos el hueco que hemos creado en nuestro "volcán" de harina, vamos a añadir el huevo.
4. Es el momento de amasar. Es importante hacerlo muy bien, hasta que la masa quede completamente homogénea y con las manos húmedas para que se nos pegue menos.
5. Cuando la masa está uniforme, la envolvemos en papel film durante media hora. Si hace mucho calor, es recomendable ponerla en el frigorífico para que se endurezca un poco y así sea más fácil de manejar.
6. Sobre una superficie enharinada para que no se nos pegue y con ayuda de un rodillo, vamos a estirar bien la masa.
7. Ponemos nuestra máquina de pasta en el número 0/1 y vamos a pasar la masa unas tres veces en ese número. Cada vez que se pasa, tendremos que doblarla en tres pliegues sobre sí misma y cambiar el sentido del pliegue para formar una masa más consistente.
8. Vamos a afinar la masa pasándola por la máquina un número menos, hasta llegar al grosor que nos guste más. Personalmente, pensamos que lo ideal es llegar hasta el número 6.
9. En este caso vamos a hacer unos tagliatelle, aunque una vez conseguido el grosor, puedes hacer cualquier tipo de pasta fresca con la masa. Para ello, vamos a cortar en forma de cintas según el grosor de nuestra máquina y dejaremos que las cintas vayan secando extendidas sobre un secador de pasta o una tela enharinada, mientras vamos cortando el resto de la masa.
10. Para cocer la pasta, ponemos a cocer abundante agua con sal en una cazuela, cuando el agua rompa a hervir, agregamos la pasta. Es importante que el agua hierva para que la pasta fresca no se pegue entre sí. Movemos la pasta con cuidado, mejor si la levantamos en el aire con una cuchara especial de pasta. Si la cantidad de pasta no es muy sustancial, basta con un minuto para tenerla lista. Lo ideal es que la pasta quede siempre "al dente", es decir, tiene que estar cocida pero sin deshacerse, ofreciendo resistencia aún al mordisco.
11. Una vez lista, tenemos que escurrirla inmediatamente, no dejarla a remojo, mezclarla con la salsa que mas nos guste y servir.
Post de Elia Albert
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