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Si piensas en un rodillo de cocina, ¿verdad que lo primero que te viene a la mente es un cilindro de madera con dos asas?
Pues sí, es cierto que ese es el tipo de rodillo más habitual, pero ¿sabías que hoy en día hay un montón de estilos de rodillos de diferentes materiales? Algunos se amoldan mejor a ciertos usos que otros. No hay necesariamente uno mejor que otro, pero si habrá uno que le ira mejor al estilo de cocina que te más te guste elaborar. Tanto es así que panaderos, pasteleros y reposteros frecuentemente cuentan con más de un tipo de rodillo en sus obradores.
En este blog te explicamos las ventajas de las formas y materiales de cada rodillo para que tengas una hoja de ruta con la que elegir el que más te conviene, independientemente de tu nivel en cocina, repostería o pastelería. ¡El rodillo es un fondo de armario! Pues, aunque a veces lo olvidemos, un rodillo vale también para machacar y triturar varios ingredientes, además es fundamental para hacer pasta (si no disponemos de una máquina de pasta) y estirar masa de pizza, entre otras cosas, no es solo para tartas, galletas y panes.
La forma del rodillo es el primer elemento para tener en cuenta. Hay dos básicas: Con asa o sin asa.
Los rodillos con asas son los mas habituales, se conocen como rodillo tradicional, rodillo de panadería o rodillo de pastelería. Existen en varios materiales (madera y mármol, acero inoxidable, etc.), pero el más habitual es el de madera. Las asas pueden ser fijas o móviles, rotando sobre pequeños rodamientos de bolas de metal. Esto es bastante útil, además, para la gente que sufre de artrosis o artritis en las manos ya que minimiza el esfuerzo necesario.
Estos rodillos proporcionan un control de presión óptimo, una superficie de trabajo generosa y un peso sustancial sin ser abrumador. Lo que quizá se sacrifica es la maniobrabilidad, aunque se gana en menor esfuerzo y “brazo”.
Aunque que el rodillo vintage de tu abuela te traerá muchos recuerdos y aportará un aspecto nostálgico a tu cocina, te recomendamos actualizarlo, ya que la madera, a lo largo del tiempo, se astilla. Además, algunos de los rodillos antiguos han perdido el cuerpo y peso para trabajar adecuadamente. Más adelante entraremos en detalle sobre los materiales de los rodillos con asa y sus propiedades.
Conocido como rodillo al estilo francés, muchas personas los prefieren por su facilidad para maniobrar y el control mas preciso que proporcionan. Aportan una conexión más directa con la masa que estás extendiendo y, con algo de práctica, se vuelven una extensión de tus brazos y manos. No hace falta empuñarlos ya que la fuerza viene aplicada con la palma de la mano.
Hay dos tipos de rodillos sin asa entre los que elegir:
El rodillo francés o rodillo cónico es quizá el rodillo de aspecto más elegante. Como su nombre sugiere, la forma de este diseño es aquella en la que el rulo se estrecha en ambos extremos. No hay duda deque esto aporta una siluetamás agraciada, pero más importante, el diseño aporta más facilidad a la hora de manipular y girar al estirar masas de hojaldre o bases de masa circulares para tartas y pasteles. Para los reposteros y aficionados a la pastelería, este rodillo supone una excelente opción.
El rodillo recto sin asas tiene un diseño ultra sencillo: es un palo cilíndrico.
Para la mayoría de los aficionados a panadería y pastelería supone un básico todoterreno: el peso necesario para trabajar las masas más duras (como, por ejemplo, masa fría para galletas tipo shortbread de mantequilla), pero aún le permite la sensación de intimidad y control sobre la presión que hay que aplicar para masas más delicadas.
Ahora existen rodillos cilíndricos que vienen con bandas de plástico o silicona para nivelar y así obtener un grosor homogéneo. Juzgar el grosor de la masa a simple vista no es fácil al principio y requiere práctica. Los rodillos ajustables solucionan este problema, ya que vienen con tres o cuatro discos ajustables cuidadosamente calibrados que se enroscan y desenroscan, cambiando la altura del rodillo de 2 mm de alto a 10 mm, además, los discos son aptos para lavavajillas.
Sea cual sea el rodillo sin asa que mas te guste, recuerda que es clave que tenga el peso suficiente para poder estirar aplicando presión y el largo suficiente para utilizarlo adecuadamente y maniobrar cómodamente: cualquiera de los dos debería medir entre 46 y 54 cm. El rodillo cónico será siempre algo más ligero en cuanto a peso que el recto, por su diseño.
Encontrarás las formas básicas de rodillo en una amplia variedad de materiales, desde mármol hasta la silicona. Y, aunque siempre es bueno probar diferentes opciones hasta dar con el que se ajusta a tu gusto, aquí te dejamos una descripción general de los materiales más comunes y sus propiedades.
Olivo, cerezo o haya, independientemente de cuál sea tu madera favorita, sabemos que este material ha superado la prueba del tiempo, ya que la madera es el material más habitual para rodillos. Y es que cuenta con muchas ventajas:
Es un material poco costoso, fácil de trabajar, abundante y adecuado para la tarea. Con un cuidado mínimo resulta muy duradero.
Una de sus cualidades clave es que la madera no conduce el calor: no queremos que un material vaya derritiendo la mantequilla mientras añadimos capas a nuestro hojaldre. Además, los rodillos de materiales super suaves como nailon, plástico o metal antiadherente, no admiten (o agarran) nada de harina, por lo que a veces las masas se pueden adherir.
Importante considerar también que la superficie de tu rodillo de madera tenga una superficie con una porosidad microscópica que permita que aguante la harina y no se adhieran las masas.
Estos rodillos de madera con relieve grabado a láser, se usan para decorar las masas de galletas antes de hornear. Son un elemento adicional a un rodillo liso para dar gracia y diversión a un proyecto de horneado, pero no remplazan un rodillo tradicional, con el cual habremos de extender la masa antes de aplicar el diseño.
Estético y con mayor peso, dos puntos a su favor. Además, se puede meter en la nevera o congelador para enfriar la piedra y de esta manera evitar transferir calor a la masa al estirar.
El peso y la temperatura suponen dos ventajas a la hora de elaborar masas laminadas como el hojaldre, que crean finísimas capas de hojuelas incorporando mantequilla a la masa a través de plegar y estirar la masa.
Los rodillos de cerámica o gres decorados se popularizaron en los años 70-80y se encuentran más frecuentemente en tiendas de decoración que de cocina. Muy decorativos, pero sin ventaja de funcionalidad añadida y más frágiles que los de otro material, ya que un golpe o saltado afecta su funcionalidad.
Los rodillos de silicona se han popularizado recientemente por su antiadherencia. Además, se limpian con facilidad y requieren mantenimiento mínimo.
El atractivo es el mismo que el del rodillo de silicona: son de fácil limpieza y prácticamente no requieren mantenimiento. El peso también suele ser superior y ayuda a estirar con facilidad.
Si hace mucho calor y el rodillo está a temperatura ambiente o si tenemos las manos muy calientes, el metal podría conducir el calor de las manos cuando trabajamos y estaríamos calentando la masa sin querer, esto la volvería peguntosa. Por ello, si te decides por un rodillo inox mételo en la nevera o el congelador 15 minutos antes de empezar a usarlo para evitar que ocurra.
Casi siempre vienen en forma de cilindro y, frecuentemente, en tamaños menores ya que son prácticos para los trabajos más delicados en repostería y confitería, como el mazapán y fondant. Ligeros y de fácil mantenimiento, son perfectos para estos usos pero no son necesariamente la mejor solución de rodillo todoterreno o “fondo de armario” para las masas en general.
Si solo quieres un rodillo en tu cocina, casi seguro que acabarás con uno de madera.
¡No te asustes por el mantenimiento, no es complicado! Al igual que con el resto de la madera en la cocina, con aplicar dos principios básicos lo tendrás cubierto: estos son que no se puede dejar en remojo la madera y que, bajo ningún concepto, va al lavavajillas.
Tras su uso, limpia el rodillo eliminando el exceso de harina con un paño o trapo seco y, después, pásale un paño limpio húmedo, asegurándote de retirar todos los restos de masa adheridos. No suele hacer falta enjabonar y aclarar. Seca con un paño limpio y deja airear antes de guardar para eliminar cualquier resto de humedad.
Si vives en un clima muy seco, no usas tu rodillo o quieres mantenerlo en las mejores condiciones para alargar su vida útil, lo puedes acondicionar con aceite mineral de uso alimentario para maderas, de tanto en cuanto. El aceite se aplica en cantidades mínimas con una gamuza o paño que no deje residuo de fibras. Se deja absorber y secar al aire una o dos horas, se retira cualquier exceso de aceite que la madera no haya absorbido y se guarda, ¡ya está listo para usar la próxima vez!
Con el uso el rodillo de madera absorberá algo de las grasas de las masas y esto le creará su propia patina de uso, por lo que esta última etapa es casi siempre innecesaria u, al menos, opcional.
El rodillo es un básico para estirar masas y para repostería y confitería, pero si no estás seguro de usarlo lo suficiente o te encuentras en un lugar de alquiler con cocina poco equipada, siempre puedes echar mano de algún elemento cilindrico con algo de peso y que se pueda limpiar fácilmente: Una botella de vino (de las de cristal de toda la vida), una botella de agua (para llevar, metálica) o una lata de bebida sin abrir ¡te sacarán del apuro!
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